El Omega-3, se compone de valores nutricionales muy relevantes y que cumplen muchas funciones en procesos internos de nuestro cuerpo, especialmente regulando el sistema inmune. Su cuerpo no produce ácidos grasos omega-3 y debe obtenerlos de los alimentos que consume.
Se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3, permiten el funcionamiento correcto del sistema nervioso, ya que forma parte de las neuronas y las transmisiones químicas del cerebro y de la vista.
Ayuda en la formación de membranas celulares; a la correcta formación de la retina, a fabricar hormonas y componentes anti-inflamatorios y pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Los ácidos grasos omega-3 también desaceleran el crecimiento de la placa en las arterias y reducen los niveles del tipo saludable de colesterol (lipoproteínas de baja densidad) y triglicéridos en la sangre.
Cuando una sustancia similar al estrógeno débil toma el lugar del estrógeno fuerte natural de su cuerpo, la sustancia débil puede actuar como un anti-estrógeno relativa. Al actuar de esta manera, los Lignanos pueden ayudar a trabajar contra el cáncer de mama que depende de los estrógenos para su crecimiento. Pero las investigaciones hasta el momento sobre si los ácidos grasos omega-3 afectan el riesgo de cáncer de mama no han demostrado ninguna asociación concluyente.
Los alimentos donde se encuentran las mayores concentraciones de ácidos grasos omega-3 son: los peces de agua fría, como la sardina, el salmón, el arenque, el atún, el bacalao, la caballa, el halibut, y el tiburón.
Estos ácidos grasos también se encuentran en alimentos vegetales como la linaza, nueces, frijoles, alubias, judías blancas y soja. Algunos dietistas recomiendan el consumo de una dieta rica en pescado con altos niveles de ácidos grasos omega-3 o comer 1 o 2 cucharadas de linaza todos los días.
Sin embargo, muchas especies de peces con altos niveles de ácidos grasos omega-3 provenientes de la caza, también tienen altos niveles de mercurio y otros contaminantes ambientales. La investigación sobre el salmón, encontró que tenía niveles más altos de toxinas que los peces capturados en estado salvaje. Los niveles de toxinas en otros tipos de peces salvajes en comparación con los de los peces criados en granjas no se conocen.
Por ahora, los expertos recomiendan variar el tipo de pescado que come para reducir el riesgo de comer demasiados contaminantes. También recomiendan comer pescado silvestre alrededor de dos veces a la semana y el salmón, sólo aproximadamente una vez al mes.